viernes, 14 de febrero de 2014

La realidad aumentada como extensión de nuestros sentidos

Marshall McLuhan consideraba la tecnología como una extensión de nuestro cuerpo, mente o ser (y hasta de nuestras emociones). Los medios son herramientas que extienden las habilidades humanas, tal y como una bicicleta es prolongación de nuestros pies. La computadora constituye la prolongación del pensamiento; la realidad aumentada, la extensión de los sentidos.

La realidad aumentada mezcla el entorno real con capas virtuales de información que nos llevarán a cambiar la percepción de nuestro entorno circundante, al extender nuestro campo visual a 360 grados y materializar imágenes virtuales con las que se interactúa. A partir de algunas reflexiones de McLuhan, se infiere que este universo simbiótico tiende a capacitar a nuestros sentidos y abrir nuevas posibilidades a la percepción cognitiva en un entorno aumentado o enriquecido.“La tecnología tiende a crear un nuevo entorno humano.

Los entornos tecnológicos no son meramente pasivos recipientes de personas, son procesos activos que configurar a las personas y otras tecnologías similares”. Kevin Warwick, profesor de Cibernética en la Universidad de Reading, vaticina que pronto controlaremos la tecnología con el pensamiento, gracias a implantes cerebrales que permitirán también la comunicación directamente entre cerebros. “Es un tema de interfaces. En cuanto entendamos cómo comunicarnos directamente entre señales eléctricas cerebrales, así lo haremos”.

Los interfaces a los que alude Warwick entre los seres humanos y la tecnología permitirá incluso que las emociones se integren con sus dispositivos. La compañía japonesa Neurowear cuyo lema está basado en el “cuerpo humano aumentado” desarrolló Neurocam, dispositivo con cámara que toma fotos automáticamente cuando registra una emoción. Neurocam es un headset que incorpora una cámara y un soporte lateral para un iPhone que se constituye en el centro de procesamiento de este gadget que trabaja con un nuevo sensor de ondas cerebrales personalizadas que al superar un valor superior a 60 se activa y reproduce la instantánea.

Estudiantes del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts, por sus siglas en inglés) han creado Sensory Fiction, un libro interactivo que conectado a un chaleco permite experimentar de una manera más inmersiva las sensaciones y dolores que experimentan los personajes de la obra. Para conseguirlo utiliza una serie de sensores sincronizados exactamente con las páginas que están leyendo, para transmitir exactamente la temperatura, vibración, iluminación o música, produciendo en el lector una respuesta física de lo que está pasando en la narración.

Una nueva aplicación para las famosas GoogleGlass, Training Faces, permite a los autistas entrenarse a sí mismos para aprender a reconocer emociones proyectadas a través del rostro de una persona. Si la app llega a ser tan efectiva en situaciones cotidianas, no hay dudas de que podría ayudar a muchos autistas a comprender mejor los sentimientos que transmiten otras personas en diferentes casos.
La realidad aumentada no se resigna exclusivamente a lo visual. Cuando decimos que ésta es una extensión de nuestros sentidos no nos equivocamos. Tampoco lo hace la agencia alemana BBDO que lanzó su campaña de realidad aumentada “Talking Windows”, basada en la transmisión de una señal de alta frecuencia, desde un emisor colocado en el cristal de un bus, donde se transmite un mensaje que sólo puede ser escuchado, por quienes apoyan su cabeza a la ventana, vencidos por el cansancio. Este sistema de conducción ósea le valió un León de Oro en la última versión del Cannes.

El sentido del tacto se afina con Fundawear, ropa interior interactiva de Durex que transmite a distancia sensaciones sexuales a través del smartphone, gracias a una serie de sensores que simulan el tacto de otra persona. Se activa mediante una App móvil.

Affective Computing (Computación afectiva) es la tendencia que nos acerca al día en que los ordenadores sepan detectar nuestros sentimientos, emociones o niveles de estrés. A partir de un recuerdo, podremos evocar en nuestra realidad fotos o vídeos producto de esa nostalgia, tocar tu canción favorita o no actualizar el facebook.

Sumada a la realidad aumentada como extensión o prolongación de los sentidos, la tecnología, cada vez más inmersiva, nos permitirá en un futuro cercano, combinar nuestra realidad con la virtualidad, a partir de emociones. Para obtener esa interacción con el entorno real y virtual es necesaria que aumente la colaboración entre neurocientíficos y tecnocientíficos.



Fuente: Tócame que soy realidad aumentada

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